domingo, 14 de abril de 2013

Reforma del Poder Judicial - Cambio de modelo

Cambio de modelo. Democratización del Poder Judicial.
Esta Reforma del Poder Judicial planteado por el Poder Ejecutivo argentino pone en jaque a la Democracia Representativa.
Para comprender el fenómeno tal vez sea necesario analizar la lucha entre dos modelos de democracia del sistema Capitalista, el de Montesquieu – democracia representativa - y el de Rousseau – democracia popular - fueron dos modelos que se enfrentaron durante la Revolución Francesa, cuando la burguesía sometió a los trabajadores y campesinos que habían puesto en jaque y vencido a la monarquía. A pesar de triunfar el de Montesquieu, el proyecto de Rouseau se ha intentado poner en practica fundamentalmente por corrientes que comunmente se llaman populistas.
Veamos en qué consiste este enfrentamiento.
 Montesquieu consideraba al pueblo conformado por los nobles (personas distinguidas) y los comunes (los que no tenían bienes ni distinción y envidiaban a los nobles). De esta suerte, los tres poderes del Estado en manos de los nobles, tenían la función de gobernar a los comunes a quienes solo les permitieron votar para elegir cuál de los nobles los representarían en el ejercicio del gobierno.
Este modelo es el que aún hoy tenemos los argentinos. Los representantes, una vez elegidos actúan con decisiones propias. Las clases bajas, por el voto directo eligen sólo al presidente y a los diputados de la cámara baja, quienes serán los encargados de elegir (voto indirecto) a los senadores y a los jueces del poder judicial. Es decir que en esta última elección el pueblo no tiene intervención. Esta metodología de elección asegura que solamente las clases altas ejerzan el gobierno de la república.
Con la reforma constitucional de l996 se logra que las clases bajas también voten a los senadores pero no así a los jueces del Poder Judicial que sigue en manos de las clases altas.
Para Rousseau, el sistema democrático de Montesquieu o democracia representativa, se basa en un “contrato social de sumisión” que protege la propiedad privada y los derechos individuales de los ilustrados, mediante el Estado, también en sus manos, que administra ventajas y desventajas, privilegios y desigualdades en su favor, siendo una herramienta de los propietarios para defender la propiedad privada y todos sus privilegios. De tal suerte, cuando las clases bajas eligen a un presidente que puede favorecerlos mejorando sus condiciones de vida, las clases altas enquistadas en los otros poderes del estado, redactan leyes que corten las manos de ese presidente. Si en la cámara baja se logran leyes favorables a las clases bajas, los senadores las frenarán y evitarán quitar privilegios a las clases altas. Si así y todo las leyes logran salir indemnes del poder legislativo (caso de la Ley de Medios), será el poder judicial compuesto por los representantes más fieles a los centros de poder económico quienes anularán (medida cautelar) esas leyes defendiendo los intereses de los poderosos y evitando que las clases bajas tengan algún espacio de poder efectivo en el estado.
Por este motivo hoy los conservadores y neoliberales salen a defender al Poder judicial, al punto de llamar sin ningún pudor a un nuevo golpe de estado si fuera necesario para conservar su reducto más concentrado de poder en el Estado.