jueves, 8 de abril de 2010

A des-sojizar en Argentina

En la sociedad argentina de fin de siglo se ha revelado con singular crudeza y dramatismo el hambre, algo tan simple y tan desesperante, como la falta de alimento. En el otrora "granero del mundo" y actual país de la "cosecha record", millones de hombres y mujeres no tienen asegurada su sobrevivencia.

A des-sojizar en Argentina

Las retenciones a la exportación de cereales y oleaginosas y la sequía que afectó al agro son los temas de preocupación de productores, funcionarios, opositores y analistas periodísticos, pero nada se dice de: EL AVANCE CONSTANTE DE LOS CULTIVOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS (GM).

Según el Isaaa (Servicio Internacional para la adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas): 1- Argentina es el segundo productor de granos transgénicos en el mundo.
2- Se proyectaban 21 millones de hectáreas en 2008 y debido a las sequías y conflictos políticos que atravesó el sector agropecuario esa cifra rondaría los 19,6 millones de hectáreas.
3- Respaldo de la Creciente voluntad política de cubrir la demanda mundial de alimentos.
4- 1,3 millones de nuevos agricultores (en el mundo) cultivaron transgénicos en 2008; se sembraron 10,7 millones de hectáreas adicionales; y se agregaron tres nuevos países a la lista de 2007. En total, 13,3 millones de agricultores en 25 países sembraron 125 millones de hectáreas de cultivos transgénicos en 2008 (9,4% más que en 2007).

Isaaa: organización sin fines de lucro que cuenta con una red internacional de centros diseñados para contribuir a mitigar el hambre y la pobreza, compartiendo conocimientos y aplicaciones de la agrobiotecnología, que incluye a ArgenBio (Consejo Argentino para la información y el desarrollo de la Biotecnología), que es la difusora local del informe externo. Sus socios fundadores: las filiales de las multinacionales Bayer, DowAgroSciences, Nidera Semillas, Pioneer y Syngenta Seeds, principales impulsoras de la modificación genética en los campos argentinos y del mundo.

Si bién es cierto que se sembró menos de lo esperado, como contrapartida hubo un aumento en la adopción de variedades genéticamente modificadas (maíz GM, algodón GM), sumados a la soja GM, que significa un cambio de nuestro agroecosistema nacional y de todo nuestro sistema agropecuario, con consecuencias ecológicas, agronómicas, macroeconómicas, sociales y de salud pública (Según Alberto Lapolla).

Vecinos del movimiento campesino: “desde hace 25 años las topadoras no han parado de derribar árboles de la flora nativa para dar lugar a la soja y la ganadería intensiva, desmontando indiscriminadamente”, “Las consecuencias aparecen visibles en los ecosistemas más frágiles (aludes o sequías, inundaciones o temperaturas extremas), que se traducen en despojos de tierra y desalojos compulsivos de pequeños chacareros, bosques transformados en cultivos pulverizados con venenos, posiblemente transgénicos”.

Argentina ingresó a la “Religión Transgénica” en 1996, sin mediación ni debate parlamentario, por Felipe Solá (secretario de agricultura de Carlos Menem), con la soja transgénica forrajera (RR), genéticamente transformada por la multinacional Monsanto, resistente al herbicida glifosato (comercialmente Round-up). En este ciclo:
1- Cubre 18 millones de hectáreas (cerca del 60% de la tierra cultivada en el país).
2- Crecieron los pooles de siembra y la concentración de propiedad.
3- Efecto despoblador: en una década, el promedio de las explotaciones pampeanas pasó de 250 a 538 hectáreas, con 30% menos de productores.
4- Los precios de la tierra se cuadruplicaron y se redujeron el número de tambos, la producción de arroz, maíz, girasol y carne porcina.
5- El creciente control oligopólico de la producción y comercialización de alimentos elevó y volatilizó sus precios, sujetos a vaivenes especulativos.
6- Regresiva distribución de ingresos en los países (FAO) que produce el hambre y los déficits nutricionales de vastos segmentos de la población mundial.

Jorge Rulli (Grupo de Reflexión Rural): “se trata de una cuestión de soberanía alimentaria, de seguridad para sectores populares y de garantía de sobrevivencia de chacareros familiares”.

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